Salarios (27 de junio de 2015)

La bajada de los salarios es un tema que debería preocuparnos. Hace un par de meses sabíamos que la mitad de los trabajadores españoles, unos ocho millones, cobran menos de mil euros al mes. Es decir, entre todos ellos acumulan unos ingresos que no llegan a los cien mil millones de euros anuales. Dado que el PIB español es de más de un billón de euros las cifras anteriores implican que lo que recibe más de la mitad de los asalariados por su trabajo no llega siquiera al 10% del PIB.
La devaluación de los salarios durante los últimos lustros, tanto en términos relativos (respecto al PIB) como absolutos, es una evidencia. Basta con reparar en que hace diez años el “mileurismo” era algo a superar, mientras que ahora es una situación que sería deseable alcanzar (más de un 13% de los trabajadores cobran menos de 800 euros al mes). La disminución de los salarios afecta también a la recaudación fiscal, ya que ésta descansa en gran medida sobre la tributación de las rentas del trabajo.
Nos encontramos ante un problema –la disminución de la participación de los salarios en el PIB- que no es coyuntural ni limitado a España. Así, un reciente informe del Deutsche Bank alerta de que la automatización conduce a que los trabajadores sean cada vez menos necesarios, lo que implica aumento del desempleo y disminución de los salarios.
Estamos ante un cambio transcendente de la economía y la sociedad. Advertirlo es tarea de los políticos que, a la vez, han de ofrecer soluciones ante esta situación. Si los partidos tradicionales no abordan el problema, no diagnostican con acierto y se abstienen de realizar propuestas escudándose en vagas afirmaciones macroeconómicas no será extraño que los denominados populismos y las propuestas milenaristas, como es el secesionismo, crezcan.


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