domingo, 29 de marzo de 2009

Australia

Mucho se ha discutido sobre si los cambios introducidos en el Mundial de Fórmula 1 en los últimos años eran correctos; tras la carrera de Australia creo que puede afirmarse con cierta seguridad que estamos en la buena línea.
Hace tres o cuatro años las carreras resultaban bastante predecibles: si el Ferrari era tres o cuatro décimas más rápido que el McLaren sabías que cada vuelta la distancia entre ambos coches aumentaría precisamente en esa diferencia. Además, el cambio de circuito a circuito no alteraba sustancialmente esl rendimiento comparado de los vehículos. Las estrategias eran bastante similares siempre, y con lo único con lo que se podía especular era con la diferencia de combustible en la calificación, dándole así emoción a las primeras quince o veinte vueltas de cada Gran Premio, intentando adivinar en qué giro pararía cada uno de los pilotos. Finalmente, las diferencias entre coches eran grandes. Existía una primera división, inalcanzable para el resto; el pelotón y luego uno o dos equipos que siempre quedaban últimos. Solamente la lluvia o un accidente alteraba las carreras.
¿Qué tenemos ahora? Para empezar coches más igualados. El año pasado, en la Q2 de Australia, la diferencia entre el primero y el décimo fue de casi un segundo; este año ha sido de seis décimas; y eso contando con los inaccesibles Brawn. Si quitamos a Button y Barrichello nos encontraremos con que el resto de los diez pilotos esuvieron ¡en dos décimas! Sucede, además, que los coches responden en forma muy diversa según las circunstancias. Unos neumáticos fríos, la utilización del KERS o una determinada carga de combustible hace que un coche que hace unos momentos era inferior a otro pase a ser claramente superior. Esto implica que las luchas directas serán mucho más frecuentes en esta temporada que en otros años. Adelantamientos, toques, rueda con rueda... deberemos ir acostumbrándonos a ello. Es evidente que todo esto hará que las carreras sean más divertidas.
Además, con esto se consigue que el piloto resulte importante. Hemos visto diferencias grandes entre pilotos con el mismo coche, lo que, seguramente, se debe a la diferencia de cualidades entre unos y otros. Es decir, ahora se puede ver al piloto; y en esta primera carrera ya los hemos visto. Hemos visto a Vettel, que cometió un error al final, pero que hasta ese momento se había mostrado como un auténtico campeón, plantando cara a los Brawn tanto en calificación como en carrera, siendo rápido y preciso. Una auténtica figura en ciernes, el piloto del futuro a mi juicio. Hemos visto también a Kubica, que con un coche que no tenía ni difusor raro ni KERS estuvo en el podio hasta el final y hubiera sido segundo sin el choque con Vettel. Y hemos visto también a Hamilton, que con un coche que, por lo visto hasta ahora, es inferior a la mayoría, realizó adelantamientos, estuvo en la pelea y se mostró siempre agresivo. Y no hemos visto a Alonso, que se quedó casi el último en la salida y, a partir de ahí, hizo una carrera muy conservadora. Solamente apretó cuando Hamilton adelantó a Glock y el se vio en la necesidad de hacer lo mismo. El resto de la carrera estuvo aguantando, fiel al planteamiento que había hecho público antes de empezar: en Australia se trata de acabar porque si acabas es fácil que cojas puntos. Le salió bien la cosa y acabó con tres puntitos que no son mala renta para cómo le había ido el fin de semana.
¿Favoritos para este año? Por lo visto hoy, los Brawn, Kubica, Vettel, Hamilton... y sin olvidarnos de los de siempre: Ferrari y Alonso.


viernes, 27 de marzo de 2009

Se abre el telón

En unas pocas horas comenzará la competición. Con el inicio de la calificación para el Gran Premio de Australia se descubrirán ya casi todas las cartas y sabremos a qué atenernos respecto a los que nos espera en el Mundial de Fórmula 1 de este año.
Por lo pronto, parece que será un Campeonato muy diferente al del año pasado. En el 2008 la lucha por el título fue un diálogo entre Ferrari y McLaren, ganando al final quien menos mal lo hizo. Se demostró que para ganar el Campeonato es importante que en el equipo se tenga claro quién es el líder. El año pasado ganó McLaren, que tenía claro quién era el jefe, y en el 2007 este mismo equipo lo perdió por la lucha entre sus dos pilotos. Los dos campeonatos de Alonso se cimentaron en su indiscutible liderazgo en Renault y qué vamos a descubrir ahora sobre los Mundiales que ganó para Ferrari Schumacher.
Este año las cosas serán, con toda probabilidad, distintas. Los cambios en la reglamentación parece que, finalmente, han traído la igualdad entre los equipos, con el añadido de que las distintas interpretaciones del reglamento en relación al tema del difusor han permitido que, de momento, se coloquen como dominadores equipos con los que hasta hace dos meses no se contaba.
Se me puede decir que todavía no se ha disputado una sóla carrera y que, por tanto, es pronto para hablar de equipos dominadores; pero apuesto a que Brawn, Toyota y Williams estarán arriba en este comienzo de temporada. No tenían nada que perder y arriesgaron con el tema del difusor. La FIA les da la razón de momento y esto obligará al resto de equipos a copiar el diseño de aquéllos, lo que, previsiblemente, hasta que las carreras lleguen a Europa McLaren, Ferrari y Renault estarán por detrás o, como mucho, a la par que estos otros equipos.
Tengo la impresión de aquí la FIA está jugando con el reglamento para igualar el campeonato. Es decir, si el difusor revolucionario fuera cosa de Ferrari o McLaren lo hubieran declarado ilegal; con la decisión de mantenerlo la FIA favorece a los equipos "modestos" (aunque en presupuesto Toyota no lo sea en absoluto) para incrementar el espectáculo. A mediados de temporada la ventaja que ahora tienen Brawn, Williams o Toyota se habrá disipado, pero esto garantiza un campeonato emocionante hasta el final.
Por otro lado está el tema del KERS. Los equipos que mejor están yendo no equiparán el KERS en estas primeras carreras, lo que podría suponer una ventaja para Renault, Ferrari y McLaren en el momento de la salida. Quizá nos encontremos el domingo con que Alonso, Massa y Hamilton, situados en la mitad del pelotón, remontan en la primera vuelta gracias al KERS, con lo que la carrera puede resultar tremendamente emocionante.
En fin, son especulaciones. Mañana empezaremos a saber de verdad dónde está cada uno, aunque después de los ensayos de hoy, viernes, ya se puede adelantar que los favoritos de hace dos meses tendrán que luchar para salir por delante de la tercera línea. En la calificación las diferencias se reducirán respecto a los entrenamientos, pero no me extrañaría nada que la pole se la disputaran Barrichello, Button, Trulli y Rosberg. Quedan pocas horas para salir de dudas.



sábado, 7 de marzo de 2009

El Dios desconocido

Estoy jugando con un libro que encontré por azar este viernes. Es la Historia de los Heterodoxos Españoles, de Menéndez Pelayo. Había leído fragmentos en Internet; pero nunca lo había tenido en mi mano. Buscando otra cosa (un libro de fitness, hay que ver) lo vi y no pude resistir la tentación de comprarlo.
Apenas lo empiezo a hojear y caigo en la siguiente frase (p. 62 del volumen I): "Celtas y celtíberos adoraban al Dios desconocido (Dios anónimo le llama Estrabón), como si dijéramos, al alma del mundo".
¡Qué hermosura de frase! Es cierto que, al menos para mi gusto, va perdiendo, puesto que comienza con una idea chispeante, sugerente, iluminadora; "el Dios desconocido"; para de ahí pasar a la sequedad del calificativo de Estrabón y acabar con cierto aire a tópico; pero, aún así, qué fuerza y cuánto sugiere. De hecho -ya se ve- no he resistido la tentación de redactar una entrada sólo para hacerme constar el descubrimiento de una idea sobre la que, intuyo, volveré.
"El Dios desconocido", qué maravilla, con qué sencillez se explica no solamente el origen de la religión, sino también la forma en que esa divinidad nos persigue, nos embarga, nos fortalece y nos llena de dudas; a todos, a la Humanidad y también a cada uno de nosotros. "El Dios desconocido", o quizás, a veces, el Dios escondido. Adorar al Dios que no se conoce, que no se manifiesta. Y, sin embargo, ahora, cuántos y con cuánta rotundidad hablan en su nombre... Cuánto tendríamos que aprender de quienes vivieron antes que nosotros.
En otro libro que me encantó, las Redes Humanas, de J.R. McNeil y W.H. McNeill, se lee lo siguiente (p. 17):
"El animismo, que es el nombre moderno de esta idea, era y es todavía la cosmovisión más emocionalmente accesible que ha creado la humanidad. Dado que lo comparten los cazadores-recolectores que áun existen en toda la tierra, podemos suponer que probablemente formaba parte del bagaje cultural que los seres humanos llevaban consigo durante su expansión mundial. Los sistemas religiosos y filosóficos que furgieron más adelante nunca lo desplazaron del todo, y tampoco lo han hecho las ideas científicas modernas. Ninguna visión del mundo ha durado tanto ni explicado tantas cosas a tantas personas de forma tan convincente. Por ello merece nuestro respeto."
Historia de los heterodoxos españoles y Las redes humanas. Dos libros tan diferentes en todo y, sin embargo, algo de lo que cuentan está profundamente emparentado; precisamente algo que no vemos y que, sin embargo, quizás forma parte del sustrato más profundo de todos nosotros y del mundo en el que vivimos.