lunes, 9 de febrero de 2009

Febrero 2009

Con gris satisfacción observas cómo
en clara vaguedad las voces fluyen
para que a los que escuchan suave arrullen.
En la mesa aparentan un aplomo,
que no oculta un latido agrio, romo,
ansioso de placeres que de él huyen.
Ideas y palabras lucen, bullen,
llenan los corazones sin asomo
de vida ni alegría ni verdad.
Jauría de corderos que de lobos
disfrazan, sin saberlo, su bondad.
Enfados y también tiernos arrobos
mudan las caras llenas de frialdad
de los que creen ser letales bobos.

2 comentarios:

Daniel Yanez-Gonzalez dijo...

Excelente radiografía lírica, querido Rafael. ¡Dios quiera que nunca lleguemos a identicarnos personalmente con ella!

Paz, amigo.

Daniel.

Rafael Arenas García dijo...

Hola Daniel,
quizás lo que quería, inconscientemente, era, precisamente, coger distancia, separarme, de algunas situaciones que me son muy cercanas. Siempre he dicho que hay que saber reirse de uno mismo.
Gracias por el comentario. Te sigo.